El reciente número de la revista La Caja de Pandora dedicado a la guerra ya se puede descargar aquí. Como siempre, he participado con un artículo sobre música, en este caso dedicado al compositor Hans Werner Henze. Como el artículo no es excesivamente largo lo incluyo en este post por si os apetece leerlo. Aunque es altamente recomendable descargar la revista y poder disfrutar de sus contenidos al completo:
- Geometría, de DVD.
- El arte de la guerra, un repaso al cómic bélico a cargo de Francisco J. Ortiz.
- Hitler, un film de Alemania; de José Ángel de Dios.
- Sonic Warfare, banda sonora para un campo de batalla, de Kinski.
- Haz el humor y no la guerra , de Laura Fornelio.
- La tumba de las luciérnagas, de Licantropunk.
- Manuel Chaves Nogales, Periodista; de Lula Fortune.
- De aquí a la eternidad, de Marcos Callau.
- La pelota, de Miguel Ángel Villalobos.
- Hanz Werner Henze, de la guerra al exilio personal; de Mucipa.
- Las brigadas interdimensionales, de Pedrom.
- Rambo no estuvo a las órdenes de Patton, de Pepe Cahiers.
- Ilustración del isigne Tomás Serrano.
- Tomas Tang y el cortapega bélico, de Víctor Olid.
Y, a continuación, mi humilde colaboración:
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HANS WERNER HENZE:
DE LA GUERRA AL EXILIO PERSONAL
El
compositor alemán Hans Werner Henze nació en 1926 y murió en el
año 2012. Su padre, un maestro afiliado al partido nazi, hizo que
Hans Werner formara parte de las juventudes hitlerianas y acabara en
el ejército en el año 1944. Sin embargo, su ideología de
izquierdas y su homosexualidad, provocaron que el compositor acabara
aislándose socialmente y eligiera el camino del exilio a Italia. Al
igual que sus coétaneos, Hans Werner asistió a los cursos musicales
de Darmstadt, donde nacía una “nueva música” que buscaba romper
con el pasado y huir de cualquier atisbo de tonalidad para refugiarse
en la atonalidad y el serialismo (método de
composición musical que, como su nombre indica, utiliza series, esto
es, grupos de notas sin repeticiones que siguen un determinado
orden).
Yo creo que esta lucha contra el pasado tiene sentido en tanto en
cuanto los compositores afectados por la guerra sienten gran repudio
contra lo ocurrido y tratan de escapar de la música existente para
empezar de cero y hacer tabula
rasa incluso
en el aspecto artístico. Sé que es difícil ponerse en la piel de
alguien que se halla sacudido por los efectos de la II Guerra Mundial
(o de cualquier guerra) si no se es víctima físicamente de una
guerra. Por tanto, es comprensible la reacción extrema de los
acérrimos a la vanguardia de Darmstadt, aunque también existen
compositores vanguardistas y reaccionarios como Hans Werner Henze que
acaban separándose del dogma del serialismo para buscar su propio
camino. Hans Werner eligió como destino de su exilio Italia, donde
militó en el partido comunista. Fue un gran defensor de Fidel Castro
y la revolución cubana. Compuso muchas óperas, sinfonías y ballets
entre otras obras, pero su música no fue descubierta en España
hasta hace una década (tal vez porque fue declarado por el régimen
franquista como persona “non grata”), así que seamos capaces de
valorar la música de Hans Werner como un compositor tan prolífico e
interesante merece (¡porque más vale tarde que nunca!).
“Lo
único bello es aquello que se aleja de la norma”
El
primer término que me viene a la mente cuando escucho cualquier obra
de Hans Werner Henze es la palabra lirismo.
Resulta curioso percibir en su música un melodismo tan puro y bello
sin dejar de lado un claro estilo de música del siglo XX. Se nota
que sus obras están impregnadas de la ópera italiana y son
indiscutibles las influencias de Mozart, Mahler, Hindemith,
Stravinsky, Bartók y la música jazz,
sin
embargo, aun así, resulta un compositor difícil de encasillar y es
obvio que continuamente rompió barreras, tanto es así que se
atrevió a afirmar que “Lo único bello es aquello que se aleja de
la norma”, por eso, cuando escuchamos su música nos damos cuenta
de que no por componer óperas y sinfonías fue “conservador”
como algunos decían (al menos desde mi punto de vista). Aunque para
algunos compositores y críticos de su época Hans Werner no fue
osado en su escritura musical, bien es cierto que el hecho de escapar
de las modas compositivas del momento también lo convierte en un
personaje único que ahondó en lenguajes compositivos ya existentes,
llegando a superar la tradición y creando un estilo propio.
Distingo
un misterio, una belleza y un dramatismo especial en las obras de
Hans Werner y, por tanto, sus inquietudes tanto sociales y políticas
así como interiores, lo transformaron en un ser humano de una
sensibilidad absoluta. Además, es muy curioso observar de qué
manera sus ideales políticos se manifiestan claramente en algunas de
sus obras como, por ejemplo, en su ópera La balsa de la medusa,
un claro homenaje al Che Guevara con un fracasado estreno en Alemania
en el año 1968, debido a que se colocaba una bandera roja y un gran
retrato de Ernesto Che Guevara en escena y hubo intervenciones de la
policía. En definitiva, Hans Werner no fue una persona bien recibida
(prácticamente nunca, puesto que vivió varias guerras) en su país
natal (Alemania) y no solo la II Guerra Mundial, sino también la
posguerra en Alemania y la Guerra Fría, fueron periodos que le
afectaron e influyeron en sus composiciones.
Para
mí una vida interior profunda siempre desemboca en manifestaciones
artísticas de igual profundidad. La vida “interesante” de Hans
Werner (o al menos con altercados y sin aburrimiento) hacen de su
obra algo singular, tal vez ecléctico, pero con un toque de
exclusividad propio de una vida marcada por el odio al fascismo y al
partido nazi y por una mente sumergida en la belleza, que ha visto la
destrucción de ésta, por las mentes sucias de la guerra.
Por
suerte Hans Werner, al fin, fue un compositor reconocido en vida, si
bien opino que el hecho de que lo despreciaran en su propio país,
sobre todo en las épocas de momentos álgidos social y políticamente
hablando, le debe haber marcado desde su adolescencia y durante toda
su existencia, ya que fueron más de 50 años los que estuvo exiliado
en Italia, pero una vida alegre en Italia, rodeado de olivos,
terrenos y árboles frutales es lo que hallaría realmente, por eso
dijo “Soy diferente y eso me hace sentir feliz”.
“Soy
diferente y eso me hace sentir feliz”
Hans
Werner Henze no componía delante del piano, sino que buscaba
sonoridades cuando estaba en contacto con la naturaleza y él mismo
se definía como
ornitólogo antes que como compositor, tanto es así que compuso un
Ensayo sobre los cerdos,
obra en la que se imitaba el sonido de estos animales. Es decir, que
la obra de este compositor no solo es extensa sino también variada,
lo que invita al oyente a escuchar sus composiciones de todas las
épocas para poder apreciar las diferencias entre sus primeras obras
y las más recientes. Yo, al menos, no descarto hacerlo, así que
sintiéndolo mucho, señores lectores, me tengo que despedir para dar
rienda suelta a mis oídos. ¡Hasta otra!