El post de hoy lo tengo en mente desde hace bastante tiempo, pero faltaba lo más importante: sentarme y escribirlo.
La doble vida de Verónica, del director Krzysztof Kieślowski, es una película (desde mi punto de vista) cargada de musicalidad y poesía.
La primera vez que vi el film me llamó la atención la originalidad de su argumento, el cual voy a resumir muy brevemente: Veronika y Veronique (interpretadas por Irène Jacob) son dos jóvenes que sienten pasión por la música y se dedican al canto. Una vive en Polonia y la otra en Francia, ambas sufren una dolencia cardiaca y, aunque no se conocen de nada, viven una vida similar. Y hasta aquí puedo contar.
Hace poco tiempo la he vuelto a ver y me ha gustado recordar la música de Zbigniew Preisner, compositor polaco que ha colaborado musicalmente en otras películas de Kiéslowski, como la trilogía Tres colores, cuyos temas musicales estoy escuchando estos días y os recomiendo.
A continuación podréis ver uno de mis fragmentos preferidos de la película. Se trata de la escena de las marionetas, de la cual se puede extraer un simbolismo en relación a la fugacidad de la vida (tema tan importante en el film). Por tanto, dicho simbolismo dota a la película de una vertiente poética que embauca al espectador. Además, la música de este fragmento no tiene desperdicio. Ya me contaréis.