Esta artista sudamericana incluye en su obra algunos dibujos y pinturas sobre tela cuya característica principal es la técnica del difuminado. Dicha técnica, a mí personalmente, me fascina especialmente porque ofrece al espectador la posibilidad de poder terminar la obra (como afirma la pintora en la entrevista que incluyo a continuación) expresada a través de sombras y difuminados que se mezclan con los trazos ampliamente definidos.
He elegido esta obra porque, desde mi punto de vista, es una de las más sugerentes y bellas de esta pintora contemporánea.
Y dejo el resto del post en palabras de la propia autora, a través de una entrevista que he encontrado en internet.
He elegido esta obra porque, desde mi punto de vista, es una de las más sugerentes y bellas de esta pintora contemporánea.
Y dejo el resto del post en palabras de la propia autora, a través de una entrevista que he encontrado en internet.
Elda Di Malio, una de las artistas más renombradas del Perú, exhibe su muestra antológica (1968- 2005) en el Auditorio del ICPNA de Lima. Tuvimos la oportunidad de conversar sobre su vida y obra que canta poesía.
Escribe Roxana Chirinos / agenciaperu.com
Dicen que es muy difícil que dos artistas vivan juntos. Tú estás casada con Venancio Shinki. ¿Cómo llevas la convivencia?
Al comienzo, cada uno tenía su espacio. Yo tenía mi taller en la casa de mis padres y allí Venancio casi no iba. En esa época solamente le explicaba cómo iba quedando mi obra, algo que él no entendía. En la casa trabajamos cada uno en su taller, totalmente separados. Hay una dualidad: es bueno y es malo, tiene sus pros y contras. El sentido de trabajar con un hombre que es artista siempre me ha gustado. Venancio es quien más me ha estimulado. Y también me ha criticado. Eso ha hecho que ambos defendamos nuestro propio punto de vista. Somos celosos de nuestros materiales. Respetamos nuestros pinceles.
¿Desde cuándo te acercas a la pintura?
Empecé desde el colegio. Me gustaba dibujar mucho. No pensé dedicarme al arte. En esa época en las escuelas no había el aprendizaje a través del arte. Mi vocación estaba hacia la medicina. Mi padre fue quien me desanimó de la ciencia, y me guió por el sendero del arte. Curiosamente, al mismo tiempo que me alentaba, no me enviaba a la Escuela de Bellas Artes, porque se supone que la Escuela era muy relajada y bohemia.
Fui a diferentes academias. En el Museo de Arte se abrió una escuela que, desgraciadamente, fracasó. Tuve ahí un curso de cerámica. El contacto de mis dedos con la tierra, el barro y el mismo carboncillo, me hizo sentir una prolongación de mí misma hacia el trabajo que hacía.
Entonces te fascina lo que haces.
Te aíslas. Eres tú misma cuando estás frente a la tela. No hay nada más en el mundo. Es un enfrentamiento entre uno y tu pensamiento; y puedes sacar todo de ti. Eso es lo que te atrae en el arte. Es por eso que uno no puede dejarlo. Tengo la necesidad de expresarme a través del arte. Es soledad y comunicación. Es aislamiento hacia los demás. Es la comunicación entre lo que haces y transmites a otros.
Algunos críticos afirman que tu arte es dual, ¿es así?
Hay algo de cierto. No sé si consciente o no. Con los años pienso que fluye más naturalmente. Al comienzo, me gustaba jugar con la dualidad. Pintaba personajes de frente y de pronto uno de espalda, o sino jugaba con los claros y oscuros. De pronto, se me ocurrió en un universo negro pintar un punto blanco. La verdad es que me interesan los contrastes. Dejar en suspenso lo que quiero decir. Sólo sugerir, para que el espectador termine la obra. No ser abierta completamente. Todo es dual y todo es relativo.
Este es un país del color. ¿Por qué la elección de colores pasteles?
A pesar que vivimos en un país lleno de color, me fascina el gris de Lima. Me atrae mucho. Prefiero el invierno que el verano. En invierno siento que me recojo más y trabajo con mucho más placer. El verano me distrae. No sé si eso ha influido en mi obra. Además, sé que si le pusiera color a mis cuadros cambiaría el sentido a mi obra. Esa sensación de vacío y soledad probablemente estaría ausente. Si pusiera color sería otra pintura y yo otra pintora. En esta muestra me di cuenta que hay un cambio de color. Hay un cambio que va de los grises claros a tonos más oscuros y tierras más fuertes.
Los espacios ¿qué representan en tu obra?
Siempre me ha gustado trabajar la tela en forma espacial. Hay un ligero horizonte donde coloco los personajes. Esta misma espacilidad me permite darle la sensación de vacío. Con el tiempo estos espacios se fueron convirtiendo en muros. Es donde aparecen las ventanas, el personaje está metido en la ventana o en el umbral de una puerta. Las figuras han ido encontrando su lugar. Lo que me dices de espacios arquitectónicos han nacido a partir del muro.
Las ventanas resaltan magníficamente en tu obra. Parece un lenguaje que se repite.
Fue un momento que necesitaba buscar. He sido terca en el sentido que siempre he querido utilizar la figura. No dejarla ha sido mi mayor reto. El personaje ayudaba a expresarme de una forma distinta. Para no repetirme, o repetir al personaje, le fui buscando nuevos espacios. Fue como apareció la ventana. Podría coincidir cuando estudiaba fotografía. Salía con mi cámara a fotografiar las calles. Descubrí los muros, los solares, los espacios vacíos como las ventanas que fueron llenadas con los personajes.
Tus personajes transmiten soledad y están mutilados
Están mutilados conscientemente. Sobre todo de pies y manos. Manos por que la mano habla mucho. Al mutilarlos da la sensación de vacío. De inquietud y duda para que uno mismo lo interprete de diferentes maneras. Al final son por motivos plásticos: una cuestión de romper algo y quebrar el cuerpo. No quiero hablar de soledad. Expresarla no he buscado conscientemente. Ni se trata de hacer una tragedia dentro la pintura. Es la condición propia del ser humano aquí y en cualquier parte del mundo.
Y las parejas...
En cuanto a las parejas fue casualidad. El que estén anudadas no es amor. Las líneas dibujadas son como líneas de tensión en el cuadro, son pretextos para poner color y guiarte en la lectura. No hay la idea romántica. Son pretextos plásticos de composición misma. Que es lo que más me interesa. Además del hecho que tú puedas tener una lectura general. Son hilos conductores que te van guiando por la obra. Mis figuras no tienen género.
Pero tu pintura es más que provocar el efecto.
Claro. Utilizo puntos para que se integre la obra. No es efectista. Busco difundirlo con el resto del cuadro.
La figura del árbol ¿encierra algo especial para ti?
Me he dado cuenta que hay una obra del año 68 y 69 y es un árbol. Es como si lo hubiera tenido latente dentro de mí. Había surgido solo. Las estacas que dibujo se fueron convirtiendo en tronco de árboles. Los árboles han ido creciendo, han tenido flores hasta convertirse en nubes y cielos. El árbol para mí es como una vida que surge de abajo de la tierra para emerger hacia el cielo.
El arte te permite interpretar la realidad de otra manera
Me interesa el hombre que es el actor de la condición humana.
¿Cómo ves a la juventud frente al arte?
Hay mucha inquietud. Quieren hacer algo nuevo y hacerse escuchar. Llegó un momento que la novedad fue las instalaciones. Hay maravillosas pero todo tiene que tener un porqué. Saber por qué se hace. El arte no por novedoso vale.
¿Te hubiera gustado ser una artista en otro país?
Nunca lo he pensado. Vivo feliz en el Perú. Nunca me he ido. Me hubiera gustado tener la posibilidad de vivir 4 ó 5 meses fuera y luego regresar. Éste es un país muy rico que nos da la posibilidad de ver tanto. De vivir con tantas diferencias que son riquezas. Riquezas culturales, raciales o sociales que son un alimento estupendo para un artista. Hay que saber mirar.
¿Qué pintor te atrae?
Modigliani.
Escribe Roxana Chirinos / agenciaperu.com
Dicen que es muy difícil que dos artistas vivan juntos. Tú estás casada con Venancio Shinki. ¿Cómo llevas la convivencia?
Al comienzo, cada uno tenía su espacio. Yo tenía mi taller en la casa de mis padres y allí Venancio casi no iba. En esa época solamente le explicaba cómo iba quedando mi obra, algo que él no entendía. En la casa trabajamos cada uno en su taller, totalmente separados. Hay una dualidad: es bueno y es malo, tiene sus pros y contras. El sentido de trabajar con un hombre que es artista siempre me ha gustado. Venancio es quien más me ha estimulado. Y también me ha criticado. Eso ha hecho que ambos defendamos nuestro propio punto de vista. Somos celosos de nuestros materiales. Respetamos nuestros pinceles.
¿Desde cuándo te acercas a la pintura?
Empecé desde el colegio. Me gustaba dibujar mucho. No pensé dedicarme al arte. En esa época en las escuelas no había el aprendizaje a través del arte. Mi vocación estaba hacia la medicina. Mi padre fue quien me desanimó de la ciencia, y me guió por el sendero del arte. Curiosamente, al mismo tiempo que me alentaba, no me enviaba a la Escuela de Bellas Artes, porque se supone que la Escuela era muy relajada y bohemia.
Fui a diferentes academias. En el Museo de Arte se abrió una escuela que, desgraciadamente, fracasó. Tuve ahí un curso de cerámica. El contacto de mis dedos con la tierra, el barro y el mismo carboncillo, me hizo sentir una prolongación de mí misma hacia el trabajo que hacía.
Entonces te fascina lo que haces.
Te aíslas. Eres tú misma cuando estás frente a la tela. No hay nada más en el mundo. Es un enfrentamiento entre uno y tu pensamiento; y puedes sacar todo de ti. Eso es lo que te atrae en el arte. Es por eso que uno no puede dejarlo. Tengo la necesidad de expresarme a través del arte. Es soledad y comunicación. Es aislamiento hacia los demás. Es la comunicación entre lo que haces y transmites a otros.
Algunos críticos afirman que tu arte es dual, ¿es así?
Hay algo de cierto. No sé si consciente o no. Con los años pienso que fluye más naturalmente. Al comienzo, me gustaba jugar con la dualidad. Pintaba personajes de frente y de pronto uno de espalda, o sino jugaba con los claros y oscuros. De pronto, se me ocurrió en un universo negro pintar un punto blanco. La verdad es que me interesan los contrastes. Dejar en suspenso lo que quiero decir. Sólo sugerir, para que el espectador termine la obra. No ser abierta completamente. Todo es dual y todo es relativo.
Este es un país del color. ¿Por qué la elección de colores pasteles?
A pesar que vivimos en un país lleno de color, me fascina el gris de Lima. Me atrae mucho. Prefiero el invierno que el verano. En invierno siento que me recojo más y trabajo con mucho más placer. El verano me distrae. No sé si eso ha influido en mi obra. Además, sé que si le pusiera color a mis cuadros cambiaría el sentido a mi obra. Esa sensación de vacío y soledad probablemente estaría ausente. Si pusiera color sería otra pintura y yo otra pintora. En esta muestra me di cuenta que hay un cambio de color. Hay un cambio que va de los grises claros a tonos más oscuros y tierras más fuertes.
Los espacios ¿qué representan en tu obra?
Siempre me ha gustado trabajar la tela en forma espacial. Hay un ligero horizonte donde coloco los personajes. Esta misma espacilidad me permite darle la sensación de vacío. Con el tiempo estos espacios se fueron convirtiendo en muros. Es donde aparecen las ventanas, el personaje está metido en la ventana o en el umbral de una puerta. Las figuras han ido encontrando su lugar. Lo que me dices de espacios arquitectónicos han nacido a partir del muro.
Las ventanas resaltan magníficamente en tu obra. Parece un lenguaje que se repite.
Fue un momento que necesitaba buscar. He sido terca en el sentido que siempre he querido utilizar la figura. No dejarla ha sido mi mayor reto. El personaje ayudaba a expresarme de una forma distinta. Para no repetirme, o repetir al personaje, le fui buscando nuevos espacios. Fue como apareció la ventana. Podría coincidir cuando estudiaba fotografía. Salía con mi cámara a fotografiar las calles. Descubrí los muros, los solares, los espacios vacíos como las ventanas que fueron llenadas con los personajes.
Tus personajes transmiten soledad y están mutilados
Están mutilados conscientemente. Sobre todo de pies y manos. Manos por que la mano habla mucho. Al mutilarlos da la sensación de vacío. De inquietud y duda para que uno mismo lo interprete de diferentes maneras. Al final son por motivos plásticos: una cuestión de romper algo y quebrar el cuerpo. No quiero hablar de soledad. Expresarla no he buscado conscientemente. Ni se trata de hacer una tragedia dentro la pintura. Es la condición propia del ser humano aquí y en cualquier parte del mundo.
Y las parejas...
En cuanto a las parejas fue casualidad. El que estén anudadas no es amor. Las líneas dibujadas son como líneas de tensión en el cuadro, son pretextos para poner color y guiarte en la lectura. No hay la idea romántica. Son pretextos plásticos de composición misma. Que es lo que más me interesa. Además del hecho que tú puedas tener una lectura general. Son hilos conductores que te van guiando por la obra. Mis figuras no tienen género.
Pero tu pintura es más que provocar el efecto.
Claro. Utilizo puntos para que se integre la obra. No es efectista. Busco difundirlo con el resto del cuadro.
La figura del árbol ¿encierra algo especial para ti?
Me he dado cuenta que hay una obra del año 68 y 69 y es un árbol. Es como si lo hubiera tenido latente dentro de mí. Había surgido solo. Las estacas que dibujo se fueron convirtiendo en tronco de árboles. Los árboles han ido creciendo, han tenido flores hasta convertirse en nubes y cielos. El árbol para mí es como una vida que surge de abajo de la tierra para emerger hacia el cielo.
El arte te permite interpretar la realidad de otra manera
Me interesa el hombre que es el actor de la condición humana.
¿Cómo ves a la juventud frente al arte?
Hay mucha inquietud. Quieren hacer algo nuevo y hacerse escuchar. Llegó un momento que la novedad fue las instalaciones. Hay maravillosas pero todo tiene que tener un porqué. Saber por qué se hace. El arte no por novedoso vale.
¿Te hubiera gustado ser una artista en otro país?
Nunca lo he pensado. Vivo feliz en el Perú. Nunca me he ido. Me hubiera gustado tener la posibilidad de vivir 4 ó 5 meses fuera y luego regresar. Éste es un país muy rico que nos da la posibilidad de ver tanto. De vivir con tantas diferencias que son riquezas. Riquezas culturales, raciales o sociales que son un alimento estupendo para un artista. Hay que saber mirar.
¿Qué pintor te atrae?
Modigliani.