No sé qué sería mejor (o peor), si levantarse de la cama y encontrarte con la situación de que todos te ven borroso, como si estuvieses desenfocado, o levantarte de la cama, irte al médico y convertirte físicamente y psicológicamente en el doctor que te está atendiendo.
Tanto una como otra situación responden a dos guiones de dos películas del siempre admirable Woody Allen: Desmontando a Harry (1997) y Zelig (1983).
Desmontando a Harry tiene un argumento donde se mezcla la ficción y la realidad, siempre con ese toque autobiográfico de Allen, con mucho sentido del humor y un fondo profundo de reflexión que habla sobre la vida de un hombre que no puede funcionar en la vida y sólo funciona en el arte, una historia triste que en su interior es muy alegre si aprendemos a desmontarla. Una historia realmente original.
Zelig, en cambio, es un falso documental sobre la vida de un hombre camaleónico (de finales de 1920) que adopta la personalidad y físico de aquellas personas con las que se relaciona. Para mí la película está tan bien realizada y es tan creativa que me resulta difícil creer que es ficción a pesar del argumento "caricaturesco".
PD: No me gusta "destripar" el argumento de las películas, simplemente nombrarlas y llamar vuestra atención por si os animáis a verlas u os apetece recordarlas.