“¡Trabajar! ¡Entusiasmo! ¡Estrujarse el cerebro! ¡Masticar, devorar, tragar, revolver! ¡Deliciosos dolores del parto! ¡Partir el pincel, o mejor, perforar el lienzo. Pisotear los tubos de color”
(Max Pechstein, 1920)
Hoy voy a hablar sobre un cuadro expresionista pintado por el compositor Arnold Schönberg que se llama La mirada roja.
Schönberg empezó a pintar en 1907, cuando su visión musical avanzaba hacia la música atonal. Si intentamos analizar este cuadro dentro de su contexto, le encontraremos el sentido que se merece, pues muchas veces tratamos de ver el arte sólo desde la experiencia estética que abarca el concepto de “feo” o “bonito” , sin tener en cuenta la época o la corriente artística en la que se halla inmersa la obra.
Lo realmente importante en este cuadro es la mirada expresada a través de los ojos, ya que Schönberg afirma: “Nunca he visto rostros, sino sólo sus miradas, pues miro a los hombres a los ojos”. Es por esto por lo que, desde mi punto de vista, nos encontramos con mezclas de colores que quedan prácticamente difuminados, excepto el interior de los ojos y el color rojo de su alrededor, que es el centro de atención y el nombre del color que da título a la obra. Esta mezcla de colores guarda relación con el tipo de música atonal y el posterior dodecafonismo inventado por Schönberg, en donde los doce sonidos cromáticos tienen igual importancia en las obras en las que aparece una serie de doce notas. Esta pintura, para mí, también es plenamente cromática, ya que ningún color aparece puro en sí mismo, sino que observamos unas capas encima de otras, incluso por debajo del rojo que es el color predominante de la mirada.
Schönberg empezó a pintar en 1907, cuando su visión musical avanzaba hacia la música atonal. Si intentamos analizar este cuadro dentro de su contexto, le encontraremos el sentido que se merece, pues muchas veces tratamos de ver el arte sólo desde la experiencia estética que abarca el concepto de “feo” o “bonito” , sin tener en cuenta la época o la corriente artística en la que se halla inmersa la obra.
Lo realmente importante en este cuadro es la mirada expresada a través de los ojos, ya que Schönberg afirma: “Nunca he visto rostros, sino sólo sus miradas, pues miro a los hombres a los ojos”. Es por esto por lo que, desde mi punto de vista, nos encontramos con mezclas de colores que quedan prácticamente difuminados, excepto el interior de los ojos y el color rojo de su alrededor, que es el centro de atención y el nombre del color que da título a la obra. Esta mezcla de colores guarda relación con el tipo de música atonal y el posterior dodecafonismo inventado por Schönberg, en donde los doce sonidos cromáticos tienen igual importancia en las obras en las que aparece una serie de doce notas. Esta pintura, para mí, también es plenamente cromática, ya que ningún color aparece puro en sí mismo, sino que observamos unas capas encima de otras, incluso por debajo del rojo que es el color predominante de la mirada.
Hemos de tener en cuenta que el expresionismo no es realmente un estilo sino que se trata, más bien, de un movimiento del siglo XX que busca la provocación, que se rebela contra el mundo pre-existente en busca de un nuevo mundo que rechaza lo establecido.
Míremos el arte con la mirada que le corresponde y podremos conseguir que cale en nosotros.
Por cierto, ¿tenía Schönberg una mirada roja?
Míremos el arte con la mirada que le corresponde y podremos conseguir que cale en nosotros.
Por cierto, ¿tenía Schönberg una mirada roja?
¿Y vosotros? ¿Cómo es vuestra mirada?
2 comentarios:
Como ya te dije en un post anterior, me encanta como unes la música con la pintura ya que creo que van muy unidas, que unos hacen sonar la música con notas y otros con colores. Este hombre la mirada roja no sé si la tendrá, pero por la foto, pareciera que tiene los ojos del color del abismo, un abismo penetrante que te atrapa y te consume.
En cuanto a mi mirada, la mía es de color fiebre, ya que todo me llega distorsionado.
Saludos
Para mí, en Arnold Schönberg creo que no se puede disociar música y pintura, puesto que él fue compositor y también pintor. Me gusta emplear el término cromatismo en pintura y colores en música, porque ambos tienen cabida y son entendidos en cualquiera de los dos ámbitos.
Respecto a la mirada de Schönberg, creo que es la propia de alguien que ha vivido en un periodo de guerras.
Y espero que el color fiebre de tu mirada sea sólo ante esta obra expresionista y no todo lo demás te llegue distorsionado.
Saludos
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