La imagen es la siguiente:
Lo primero que me viene a la mente tras observar esta fotografía es el contraste entre realidad y ficción, unidos para dar lugar a un todo que nos hace olvidar cuál es la parte real y cuál la ficticia.
Observamos que sobre la veleta del tejado se ha posado una cigüeña. La cigüeña es tan real como las tejas y el material de la veleta, pues no sería extraño encontrarnos con esta imagen en nuestra vida cotidiana, en un lugar donde haya cigüeñas, claro está. Sin embargo, el montaje nos abre un mundo imaginario y fantástico que va más allá de la belleza de lo plenamente natural. Si la cigüeña no apareciese como un dibujo, con trazos geométricos sobre su cuerpo, valoraríamos la realidad de un momento concreto captado por la cámara, la belleza de un animal vivo en la cima de un edificio rural en un instante de su vida. Al tratarse de la representación de una cigüeña, los espectadores nos encontramos ante un mundo de fantasía que nos traslada hacia una experiencia estética mucho más amplia que el mero hecho de contemplar un paisaje existente. Se abre en nuestra mente un mundo de imaginación que abarca lo inalcanzable, lo que cada ser humano es capaz de extraer en función de su creatividad. Llegados a este nivel de abstracción, nuestro cerebro pasa a ver todos los elementos de la fotografía (cielo, tejado, veleta, cigüeña…) igual de reales o igual de imaginarios, pues juntos forman el todo que el fotógrafo capta y, por tanto, transmite.
Esto es sólo mi percepción, quizá la vuestra sea otra diferente igual de válida. Por tanto, quedáis todos invitados a reflejar vuestra interpretación o a reflexionar sobre el tema.
¡ÁNIMO! Os incito a todo tipo de elucubraciones.
14 comentarios:
Las veletas siempre me han sonado a cambios de rumbos, algo así como una brújula, pero más dejándose fluir por la vida...
Y siempre me vienen a la memoria veletas en momentos así de mi vida...
Besicos
Me ha encantado la relación entre las veletas y el cambio de rumbo.
Muy original lo que a tu mente le sugieren las veletas.
Interesantísimas sensaciones.
Besicos
Muchas gracias por pasar por mi blog, eres muy amable.
Un saludo
Pues para mi simboliza la soledad, la soledad de alguien que a pesar de lo que ocurra tiene que seguir adelante y desempeñar su labor en la vida. Y lo más triste es que está apenado porque sabe que aunque viene frío por el horizonte, nadie va a abrazarle ni a darle el calor que necesita.
Saludos
Interesante an´´alisis... Me ha hecho recordar a unos de mis cuadros favoritos por lo que implican: "Esto no es una pipa" de Magritte, donde ficci´´on y realidad se confunden...
Hace tiempo que no escribo pero te he le´´ido todo (los interesantes poemas sobre el tiempo, la pel´´iculula de "Yo tambi´´en que tantas ganas tengo de ver, ese fabuloso guitarrista...). En fin, espero que hayas empezado con buen pie el año y nos seguimos leyendo! :-)
Perd´´on por los acentos pero tengo un virus en el ordenador :-S
Saludos!!
De nada, Charly!
Gracias a ti por tus fabulosas fotografías. Te seguiré a menudo.
Saludos
Hola, Crowley!
Encuentro cierta relación entre ese seguir adelante pase lo que pase y el cambio de rumbo que sugería Belén, ya que la vida fluye y no se detiene (sólo con la muerte) aunque haya soledad o nos encontremos sin rumbo. Tal vez el cambio de rumbo sea lo único que nos ayude a encontrar el calor que necesitamos junto a alguien a quien abrazar.
Saludos
Qué alegría, Macufeliz!
René Magritte es uno de mis pintores favoritos, por eso he hecho referencia al término “representación de”, que está en conexión directa con este fascinante artista belga.
Gracias por seguirme. Ya echaba de menos tu visita por aquí (y yo también visito siempre tu blog).
Saludos
Esta es mi propuesta y me estreno comentando en tu blog. Blog que por otra parte me impone un poco porque me parece muy, muy, muy serio. Así que no tengais demasiado en cuenta mis comentarios jajajajaja.
La cigüeña surcaba ese cielo azul impenetrable y era muy feliz, pero se quedó petrificada al posarse en ese tejado que representa el aburguesamiento. Parece que está mas cómoda ahí y ya es difícil que pueda volver a surcar el cielo. Es una metáfora de nuestra vida hasta que nos aburguesamos.
Me ha gustado la interpretación. Ficción y realidad unidas: para nuestra mirada dos dimensiones inseparables, tan ciertas la una como la otra. Un saludo.
Hola, Midas!
Es un placer leer tus comentarios. No tiene que imponerte mi blog, pues ya sabes que toda percepción del arte es válida y digna de ser valorada aquí, además tu reflexión es muy interesante y me ha dado una visión nueva y muy original de esta imagen que a mí me impactó nada más verla.
Sigo saboreando tus exquisiteces.
Igual pongo algún post próximamente sobre una de las canciones que más me han impactado de Tegan and Sara. Ya me dirás qué opinas.
Hasta pronto!
Gracias, Andrés!
La unión de realidad y ficción siempre nos abre horizontes interesantes.
Y, por cierto, tus fotos son maravillosas.
Un saludo
Es un buen punto de vista. A mi me recuerda (aunque sea obvio) , a la meteorologia.
Al ver una veleta, no puedo dejar de relacionarla con el invierno...esa postal del típico pueblo de montaña completamente nevado, en la que se observa la alta iglesia al fondo, y las chimeneas a pleno rendimiento y con solo mirarla puedes apreciar el fresco y terrenal aroma de lo típico y noble.
Saludos.
Hola, majaranda!
Efectivamente se trata de un pueblo de montaña, concretamente de Huéneja (si no me equivoco y, si no, el autor que me rectifique), un pueblecito de Granada donde seguramente los habitantes encienden las chimeneas y se aprecia ese aroma fresco que casi podemos oler con tan solo observar la imagen.
Un abrazo
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