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martes, 29 de junio de 2010

Sequenza III (Luciano Berio)

Estos días, con el fin de curso, me he acordado de una obra que impactó bastante a mis alumnos (de los que ya me despedí hace una semana), sobre todo el primer día que la escucharon.
He de decir que, aunque trabajo con alumnos de Primaria, de vez en cuando trato de introducirles en alguna sesión fragmentos de obras de música contemporánea, un tipo de música que los jóvenes de entre 6 y 11 años no están acostumbrados a escuchar.
Las reacciones suelen ser muy diversas: hay quienes se extrañan y dicen que es una música muy rara, otros se ríen y hacen comentarios con los compañeros y también hay quienes hacen preguntas porque no se han quedado indiferentes.
Yo tuve la oportunidad de escuchar la secuencia número 3 de Berio hace unos años en el Palau de la música de Valencia y tampoco me dejó indiferente.
Creo que con esta obra se explotan todas las posibilidades imaginables de la voz habidas y por haber. A mí me resulta una obra interesante, con fragmentos dramáticos y otros divertidos, y de un gran valor musical.
Pero, ¿qué opináis vosotr@s?

jueves, 24 de junio de 2010

Sobre la experiencia estética

Llevo tiempo dándole vueltas a la idea de publicar un post que haga referencia al tema de la experiencia estética desde mi punto de vista. No voy a tratar de dar ninguna definición compleja ni de descubrir nada que los estudiosos de estética no hayan aportado ya. Simplemente voy a dar mi humilde visión, desde una vertiente musical, sobre una sensación que me parece gratificante y que no me resulta nada fácil expresar con palabras, pero lo voy a intentar.

Cuando interpretas una obra que te llega de manera especial porque te transmite sensaciones únicas e inexplicables existe una especie de sentimiento de “enamoramiento” en el que notas que los latidos del corazón se aceleran. Te sientes afortunad@ por formar parte de ese todo sonoro que da como resultado la música y te hallas inmers@ en un espacio que sólo cobra sentido en el tiempo, en ese mismo instante en el que vivencias esa experiencia, ya sea con otras personas o tú sol@ (en el caso de la escucha o de una interpretación para un único instrumento). Para mí eso es la experiencia estética. Y yo he experimentado este sentimiento en diversas ocasiones tocando el clarinete en la banda, cantando en el coro del que formo parte o escuchando en directo el estreno de alguna composición propia, así como también con la mera escucha en mi casa de canciones u obras de música que me hacen pensar: “¡Eureka!, esto es maravilloso, insuperable”.

La última vez que sentí de una forma plena dicha experiencia fue el 15 de Mayo, en un certamen con mi banda en el Palau de la Música de Valencia donde, aunque no se cumplió nuestro sueño de ganar (porque en los certámenes existen los tribunales, del mismo modo que en el fútbol existen los árbitros), el resultado fue bueno y sobre todo la experiencia mientras actuábamos en el escenario fue altamente satisfactoria.

Y a los hechos me remito:




Tras escuchar este grandioso final del tercer movimiento de la obra Planet Earth del compositor holandés Johan de Meij observamos a esta banda de música experimentando la plenitud de interpretar y sentir una misma obra en un mismo espacio y en el mismo periodo de tiempo. Se crea así un acto de solidaridad en el que cada instrumento cobra importancia independientemente del nivel en el que se encuentre individualmente cada componente de la agrupación. Se trata de un instante concreto, un aquí y ahora que va más allá de la técnica musical. El trabajo y sacrificio de horas y horas de ensayo trasciende hacia una dimensión superior que sigue una dirección común hasta llegar a la cima de ese esfuerzo que es vivir el propio sentimiento. Porque si disfrutamos los músicos seguro que hacemos disfrutar al oyente y éste consigue alcanzar también la experiencia estética.

Por último quería aportar que, aunque el ejemplo del vídeo hace referencia a una situación de certamen en la cual la preparación es dura y el largo proceso demanda un resultado elevado, dicha experiencia estética puede tener lugar en habituales momentos de ensayo, en estrenos de obras, en conciertos de menor envergadura o incluso en las aulas. De hecho, yo he nombrado dos tipos diferentes de experiencia estética: el de la interpretación y el de la composición (creación). En el caso de la composición confieso que también es muy gratificante el hecho de escuchar una creación propia interpretada por otras personas (es como ver hecha realidad la música que en algún momento estaba sólo en tu mente). A mí me ha ocurrido esto y es conmovedor poder escuchar con instrumentos o medios reales (cuando se trata de música electroacústica) una obra propia que va a ser escuchada por una serie de oyentes que reciben tu obra como público. Debe ser algo así como dar a luz y ver por primera vez a la criatura que ha permanecido 9 meses en el vientre de la madre (seguro que esto debe ser también una experiencia estética inigualable, el gran misterio de la creación...).
Y debe ocurrir lo mismo en cine (cuando un director ve realizada su propia obra que llega a la gran pantalla) o en teatro (cuando el director ve su obra hecha realidad y los actores y actrices comparten la experiencia estética de interpretar un guión durante el mismo espacio y periodo de tiempo).
Son múltiples los ámbitos artísticos en los que puede aparecer la experiencia estética (se me ocurre también en pintura, cuando observamos un cuadro que nos despierta un sentimiento sublime). Y es que, cuando de arte se trata, se nos abre un mundo amplio que no debemos dejar de explorar y explotar.

Respecto a la experiencia estética sólo me queda añadir que se consiste en un sentimiento inconfundible que cada cual experimentará en función de su receptividad, incluso puede que sea uno de esos pequeños detalles por los que vale la pena vivir. Es, sin duda, una forma de amar.

sábado, 19 de junio de 2010

El curioso incidente del perro a medianoche


Hace un par de semanas acabé un libro recomendado y prestado por una amiga psicopedagoga que se llama El curioso incidente del perro a medianoche (título que hace referencia a un comentario hecho por el detective de ficción Sherlock Holmes en el cuento Silver Blaze de Sir Arthur Conan Doyle).
Se trata de una novela cuyo escritor (británico) es Mark Haddon y que ganó en 2003 el premio Libro del Año Withbread, en 2005 el premio al Mejor primer libro para jóvenes lectores y en 2004 el Premio para Escritores de la Commonwealth como mejor primer libro.
Para mí ha sido un libro bastante entrañable puesto que, durante mis todavía escasos años dedicados a la docencia, me he encontrado con dos alumnos con características similares a las del protagonista del libro: Christopher es un niño de 15 años con síndrome de Asperger (un trastorno neuromental que forma parte del espectro de trastornos autísticos), incapaz de relacionarse con personas desconocidas, tiene memoria fotográfica y es muy bueno en matemáticas. Esto me recuerda a un alumno que tuve en un colegio hace casi tres años, que el primer día que llegué como interina a sustituir a la profesora de música, no quiso entrar a clase porque era un elemento novedoso para él. Al cabo de un tiempo ya no se negaba a entrar en el aula, pero necesitaba saber el orden de actividades en que se iba a desarrollar la clase. Además, siempre utilizaba reflexiones de lógica aplastante. Un día se me ocurrió plantearles a los alumn@s que inventasen una letra para la música que estaban tocando con la flauta, a lo que el niño con síndrome de Asperger respondió: "Para inventar ya está el inventor".
Otro día tiró un petardo dentro de clase y, cuando fuimos a hablar con él para hacerle ver la gravedad de la situación (ya que el ruido dentro de un recinto cerrado es mayor y podía perjudicarle a él mismo y a sus compañeros) nos explicó que precisamente porque era peligroso lo hacía dentro del aula, porque fuera no iba a pasar nada.
Ésta y otras situaciones acontecidas son similares a las que ocurren en el libro. Por ejemplo, Christopher reacciona con violencia cuando la gente le toca. Esto también era típico en el alumno del que hablaba con antelación. Y esta reacción también ha sido habitual en un alumno del colegio en el que trabajo actualmente (con características aparentes de dicho síndrome) que, en frecuentes ocasiones, sale corriendo de clase porque otro alumno le ha dicho cualquier cosa sin importancia y, cuando alguien se interpone en su camino para que no se escape, empieza a pegarle porque no soporta que le toquen (además, otras de sus costumbres es lanzar sus gafas al suelo y echar a correr).
Se trata de personas a quienes les gustan las cosas concretas, por eso necesitan información sobre lo que van a hacer en cada momento, para controlar a su manera la situación.


Como elementos curiosos del personaje del libro también tenemos que a Christopher no le gusta el color amarillo ni marrón, sin embargo, le encanta el rojo. No puede comer dos tipos diferentes de comida si se tocan en el plato y además considera que ver 3, 4 o 5 coches rojos seguidos significa que tendrá un día bueno, muy bueno, o super bueno. En cambio, si ve 4 coches amarillos significa que tendrá un día negro, y entonces no come su almuerzo y no habla con nadie.
Y existen infinidad de detalles como éstos que hacen que el libro resulte interesante y repleto de información para los que no sabemos mucho sobre el síndrome de Asperger. No obstante, como la narración está en primera persona, todo lo que sucede nos llega a través de la mentalidad especial del protagonista del libro y esto hace que el libro resulte más auténtico aún si cabe.
En wikipedia podéis encontrar el resumen de la novela, que yo no voy a incluir aquí por si alguien quiere leer este fantástico libro y prefiere no saber detalladamente de qué trata.

lunes, 14 de junio de 2010

Malditos bastardos (Tarantino)

Parece ser que esta entrada va a ser también de cine, después de una temporada algo desconectada del Séptimo Arte por falta de tiempo.
Este fin de semana he podido disfrutar de una película recomendada hace ya algún tiempo por Crowley, del blog www.tengobocaynopuedogritar.blogspot.com.
La película en cuestión es Malditos bastardos, del director Quentin Tarantino.
Numerosas y muy diversas son las críticas que se pueden leer en internet sobre la película que nos ocupa. Hay quienes opinan que haga lo que haga Quentin Tarantino, sus más fieles seguidores aplaudirán todas sus películas como si de obras maestras se trataran. También existe la crítica a la excesiva longitud de la película y a la interpretación de los distintos actores. Si bien el film dura dos horas y media a mí no se me hizo pesado en ningún momento.
Voy a ser escueta y voy a citar los aspectos que a mí, personalmente, más me llamaron la atención.
En primer lugar, destaco el giro de la historia que aparee en la película y que consiste en convertir en víctimas a los propios malos de la película, los nazis, haciendo que éstos sean perseguidos y atacados cruelmente por "los bastardos". Por una vez en este tipo de películas (aunque no creo que sea la única) podemos presenciar el sufrimiento de aquellos que sembraron el pánico entre los judíos y fueron protagonistas de uno de los más conocidos episodios bélicos de la historia, tan utilizados tanto a nivel literario como cinematográfico.
En segundo lugar, aplaudo la interpretación de Christoph Waltz, el Coronel Landa, una de las figuras claves de la película y, a mi parecer, el personaje mejor interpretado en la película, ya que Brad Pitt, también protagonista, desde mi punto de vista, queda por debajo de Waltz a nivel interpretativo, sobre todo en el momento que tiene que hacer servir el acento italiano en una de las escenas y observamos cómo esta tarea no se le da realmente bien.
Por último, recomiendo que esta película (y todas) se vea en versión original, aunque ésta con mayor motivo, pues la combinación de los distintos idiomas empleados por los personajes en el film (francés, alemán, inglés e italiano) no quedaría patente si vemos la versión doblada de la película.
Y es todo por mi parte. A continuación os dejo el tráiler de la película para ver si os entran ganas de verla (a l@s que todavía no la habéis visto). Y, a l@s que sí que la habéis visto, pues a ver si os entran ganas de comentar ;-P

miércoles, 9 de junio de 2010

Sensaciones de un día diferente

Quiero empezar este post con un poema que define el sentimiento opuesto de lo que yo siento en estos momentos que estoy escribiendo.

MONOTONÍA (poema de Kavafis)
Sigue un día monótono a otro día igualmente monótono, idéntico.
Las mismas cosas sucederán de nuevo, una y otra vez - las mismas circunstancias
nos toman y nos dejan.
A un mes sigue otro mes igual.
Lo que vendrá fácilmente se adivina;
serán las mismas cosas de ayer.
Y el mañana nunca parece ese mañana.

¿A cuántos de nosotros nos suenan estas frases cargadas de rutina? ¿Qué hacer para evitar esto? Simplemente, hay que dejar de ser cómodos y luchar por una variedad en nuestras vidas (y sí, está claro que es más fácil decirlo que ponerlo en práctica, pero al menos hay que intentarlo). Yo hoy aprovecharé para ver a gente que hace tiempo que no veo, gracias o "por culpa" de un examen que he acabado apenas hace unos momentos. Hoy siento que he cambiado mi rutina y sé que dentro de dos semanas aproximadamente todavía cambiará más.

Tras una larga noche de despertares continuos, inquieta por el examen que a la mañana siguiente (hoy) debería afrontar, en estos momentos (pero no cuando vosotros estéis leyendo el post) me encuentro en un lugar cargado de recuerdos.
El temido examen ya ha pasado con cierta satisfacción (al menos con la alegría de que ya haya terminado) y estoy sentada junto a mi ordenador en la Biblioteca en que, años atrás, pasaba mis penurias de estudiar Oposiciones, momentos que ahora recuerdo con cierta sonrisa en la boca (pues aquello ya fue prueba superada, aunque sin olvidar el duro trago que supone enfrentarse a semejantes exámenes). Después de las sesiones de estudio, tras una jornada de trabajo, llegaban las sesiones de cine, en aquel entrañable Cine Roma, que siempre recordaré con gran entusiasmo. [Ups, acabo de ver a dos antiguas alumnas del curso pasado (los recuerdos aumentan)].
Decía que el Cine Roma era un lugar donde pasaba ratos inolvidables, viendo películas en versión original. Se trata de un cine enorme y muy antiguo donde no solíamos acudir más de 15 personas (una pena, porque era más barato que las salas de los cines del Centro Comercial) sin embargo, cada sesión allí, valía la pena (desde mi punto de vista).
Y, tras este cúmulo de sensaciones, vuelvo a abrir el libo de Poesías Completas de Kavafis para compartir con vosotr@s otro poema que a mí me gusta mucho:

HE DADO AL ARTE

Me siento y medito. He dado al arte
deseos y sensaciones - entrevistos
rostros y líneas; y de deseos no cumplidos
la borrosa memoria. Dejad que a él me entregue.
Es él quien da Forma a la Belleza;
completando la vida con toque imperceptible,
combinando percepciones, combinando los días.

Espero, dentro de no demasiado tiempo, poder entregarme al arte (cuando disponga de algo más de tiempo) y, con ello, completar mi vida de manera imperceptible.
Un saludo a tod@s!

miércoles, 2 de junio de 2010

El concierto (película de Radu Mihaileanu)

Aunque parezca una entrada de música, el título de este post deja bien claro que lo que voy a hacer es hablar de cine (si bien no voy a poder evitar hablar también de música).
Después de bastante tiempo sin poder ver una película en la gran pantalla (antes aprovechaba todas las tardes del Lunes para ir al cine, pero por motivos de faena últimamente esto no era posible) por fin esta semana he podido ir a ver una película relacionada con mi mayor pasión en la vida: la MÚSICA.
Lo primero que me llamó la atención del film fue su director, el rumano Radu Mihaileanu, del cual todavía no había tenido la oportunidad de ver ninguna película. Pero, tras leer el título El concierto, no me pensé dos veces el acudir sin falta a la proyección.
Respecto al argumento (que no voy a contar) destaco la relación de la música con la política , que por suerte hoy, es casi inexistente. Hoy en día a nadie se le ocurriría boicotear la actuación de una orquesta por una causa política, como ocurre en la película, que el concierto se ve interrumpido por el simple hecho de que la orquesta estuviese formada por músicos judíos.
A lo largo de la película he observado elementos llevados a un nivel de exageración tan alto, que resultan totalmente inverosímiles y nada creíbles. No obstante, me gusta el hecho de llevar la situación al absurdo y tratar al personaje del músico con tanta ironía como lo hace el director rumano.
Como músico que soy, hay muchos elementos característicos y tópicos de la figura de músico (la mayoría de ellos aparecen como seres borrachos y miserables en el film), que también creo que se han llevado al extremo. Sin embargo, no he podido dejar de sonreír ante algunas situaciones irónicas que me han recordado a compañeros de la banda de música o incluso a mí misma.
Creo que se trata de una película divertida y muy dramática al mismo tiempo que me ha llegado porque he disfrutado de la música de Tchaikovsky, con su fascinante concierto para violín y orquesta, y sólo por esto ya ha merecido la pena verla (aunque a quien no le guste la música clásica le pueda llegar a aburrir).

Aquí os dejo el tráiler para que le echéis un vistazo.