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lunes, 1 de octubre de 2012

Un cuento zen: El silencio

Algunas noches, antes de dormir, leo un cuento zen de un pequeño librito (que me ha regalado una buena amiga) llamado Los más bellos cuentos zen seguido de El arte de los haikus, de Henri Brunel. Y quiero compartir uno muy breve pero entrañable aquí en mi blog con tod@s vosotr@s. Tal vez más adelante, en otro post, os deje también algún haiku especial que me llegue al corazón :-)
Ahí va el cuento:


                                                   (imagen extraída de GOOGLE)


EL SILENCIO

Silencio es un término polisémico, palabra de muchas máscaras concéntricas como la piel de cebolla. Una palabra que pelamos encantados. Ausencia de ruido, ayuno de la palabra, renunciación, aparece como canto secreto del lenguaje llegado a su fin, música de mil armonías según sean los contenidos de la imaginación, los sentimientos, la intuición. El silencio penetra hasta más allá de donde alcanza el concepto, el intelecto, y nos conduce al corazón de las cosas, nos hace tocar, por poco que nos prestemos a ello, el corazón de Dios. Buddha recibe a veces el nombre de "maestro del silencio". Entre los budistas, especialmente en la rama zen, el silencio está considerado un medio privilegiado de alcanzar la verdad, la fuente oculta.
                                                                  *   *   *    
Japón, primera mitad del siglo XIV, durante el shogunato de los Ashikagaka. Un templo perdido en la montaña. Cuatro monjes zen han decidido hacer un sesshin (una especie de retiro) en silencio absoluto. El frío es intenso.
"¡Se ha apagado la vela!" -dice el monje más joven.
-¡No tienes que hablar! Estamos haciendo un sesshin de silencio total -observa severamente un monje de más edad.
-¡Por qué habláis en vez de callar como habíamos convenido! -señala con humor el tercer monje.
-¡Soy el único que no ha hablado! -dice con satisfacción el cuarto monje.

Esta anécdota hace sonreír; pero ilumina con precisión el espíritu del Zen. Lanzan pullas a los monjes, tratan con humor el silencio, pese a que saben que es un elemento esencial de la vía. Y es que el silencio es tan sólo el silencio, o sea un medio. "Si encuentras a Buddha, mata a Buddha", dice una máxima célebre.  

                                                                   *    *    *

Nada tiene que obstaculizar la experiencia personal.
                                                                     

12 comentarios:

matrioska_verde dijo...

reconozco que se me hace difícil entre en la filosofía zen... soy una persona hiperactiva y muy habladora y siempre necesito estar haciendo cosas para sentirme viva... probé una vez el yoga y me desesperaba.

biquiños.

Xibe dijo...

Jjejeje

Y de fondo sonaba 4'33" de John Cage...

Bonito cuento, MucipA, respira humor del sano.

Abrazos

MucipA dijo...

Aldabra:

Yo hice 4 años yoga y ahora es el segundo año que hago tai chi. Me encanta todo lo relacionado con la cultura zen, lo que no quita que cuando hay que estar activa lo dé todo de mí, jeje. Además en mi profesión de maestra siempre tengo que estar hablando quiera o no quiera y ahí la parte zen queda un poco "escondida".

Biquiños.

MucipA dijo...

Xibeliuss Jar:

John Cage para mí fue un maestro y un genio, no sé por qué hay gente incapaz de comprender su obra, jeje.
Me ha gustado mucho que hayas escuchado 4'33" de fondo, es la pieza idónea para este cuento.
Me has hecho sonreír.
Gracias por tu humor sano también.

Abrazos.

Laura dijo...

Interesante, Mucipa. El silecio, para mí, es una opción muy a tener en cuenta en cada vez más situaciones de mi vida y por eso lo valoro mucho y valoro, asímismo, rompero cuando la situación lo merece y/o lo exige.

Un saludo.

Boris dijo...

La filosofía zen es algo muy atrayente, estaría bien practicarla más pero en el mundo loco de hoy se hace difícil.

Buen cuento sobre el silencio

MucipA dijo...

Laura:

Yo odio las situaciones en que algunas personas hablan por hablar, a veces el silencio es más interesante e incluso necesario.
Y, como bien dices, a veces es bonito romperlo, pero no se puede interrumpir el silencio si no llegamos a él, desde luego.

Un saludo.

MucipA dijo...

Boris:

Yo practico tai chi dos días a la semana y, aunque estemos en un mundo de locura, el simple hecho de encontrar 5 minutos de silencio al día ya puede ser toda una filosofía zen y, por qué no, una práctica de meditación.
El cuento nos demuestra lo difícil que es casi siempre callar.

Mercedes Ridocci dijo...

No soy muy "orientalista", pero te aseguro que el silencio es fundamental para escucharse a si mismo y a los demás.

Muchas gracias por tu comentario en mi blog: es precioso lo que dices.

Un beso.

Marcos Callau dijo...

Buena manera de marcharse a dormir. Me ha gustado el final del cuento y la ironía d elos monjes. Besos.

MucipA dijo...

Mercedes Ridocci:

El silencio es esencial en algunos momentos de la vida y, por supuesto, como tú dices, nos permite escuchar.

¡Ah! No me tienes que dar las gracias por el comentario de tu blog, escribo lo que siento y bonito es lo que tú transmites al alumnado y también a mí cuando veo el resultado.

Un beso.

MucipA dijo...

Marcos Callau:

Jeje! Sí, es un buen cuento para cerrar el día y empezar el siguiente con energía.
La verdad es que todos los cuentos de este librito tienen un punto irónico y a la vez interesante por su moraleja.

Besos.