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jueves, 24 de junio de 2010

Sobre la experiencia estética

Llevo tiempo dándole vueltas a la idea de publicar un post que haga referencia al tema de la experiencia estética desde mi punto de vista. No voy a tratar de dar ninguna definición compleja ni de descubrir nada que los estudiosos de estética no hayan aportado ya. Simplemente voy a dar mi humilde visión, desde una vertiente musical, sobre una sensación que me parece gratificante y que no me resulta nada fácil expresar con palabras, pero lo voy a intentar.

Cuando interpretas una obra que te llega de manera especial porque te transmite sensaciones únicas e inexplicables existe una especie de sentimiento de “enamoramiento” en el que notas que los latidos del corazón se aceleran. Te sientes afortunad@ por formar parte de ese todo sonoro que da como resultado la música y te hallas inmers@ en un espacio que sólo cobra sentido en el tiempo, en ese mismo instante en el que vivencias esa experiencia, ya sea con otras personas o tú sol@ (en el caso de la escucha o de una interpretación para un único instrumento). Para mí eso es la experiencia estética. Y yo he experimentado este sentimiento en diversas ocasiones tocando el clarinete en la banda, cantando en el coro del que formo parte o escuchando en directo el estreno de alguna composición propia, así como también con la mera escucha en mi casa de canciones u obras de música que me hacen pensar: “¡Eureka!, esto es maravilloso, insuperable”.

La última vez que sentí de una forma plena dicha experiencia fue el 15 de Mayo, en un certamen con mi banda en el Palau de la Música de Valencia donde, aunque no se cumplió nuestro sueño de ganar (porque en los certámenes existen los tribunales, del mismo modo que en el fútbol existen los árbitros), el resultado fue bueno y sobre todo la experiencia mientras actuábamos en el escenario fue altamente satisfactoria.

Y a los hechos me remito:




Tras escuchar este grandioso final del tercer movimiento de la obra Planet Earth del compositor holandés Johan de Meij observamos a esta banda de música experimentando la plenitud de interpretar y sentir una misma obra en un mismo espacio y en el mismo periodo de tiempo. Se crea así un acto de solidaridad en el que cada instrumento cobra importancia independientemente del nivel en el que se encuentre individualmente cada componente de la agrupación. Se trata de un instante concreto, un aquí y ahora que va más allá de la técnica musical. El trabajo y sacrificio de horas y horas de ensayo trasciende hacia una dimensión superior que sigue una dirección común hasta llegar a la cima de ese esfuerzo que es vivir el propio sentimiento. Porque si disfrutamos los músicos seguro que hacemos disfrutar al oyente y éste consigue alcanzar también la experiencia estética.

Por último quería aportar que, aunque el ejemplo del vídeo hace referencia a una situación de certamen en la cual la preparación es dura y el largo proceso demanda un resultado elevado, dicha experiencia estética puede tener lugar en habituales momentos de ensayo, en estrenos de obras, en conciertos de menor envergadura o incluso en las aulas. De hecho, yo he nombrado dos tipos diferentes de experiencia estética: el de la interpretación y el de la composición (creación). En el caso de la composición confieso que también es muy gratificante el hecho de escuchar una creación propia interpretada por otras personas (es como ver hecha realidad la música que en algún momento estaba sólo en tu mente). A mí me ha ocurrido esto y es conmovedor poder escuchar con instrumentos o medios reales (cuando se trata de música electroacústica) una obra propia que va a ser escuchada por una serie de oyentes que reciben tu obra como público. Debe ser algo así como dar a luz y ver por primera vez a la criatura que ha permanecido 9 meses en el vientre de la madre (seguro que esto debe ser también una experiencia estética inigualable, el gran misterio de la creación...).
Y debe ocurrir lo mismo en cine (cuando un director ve realizada su propia obra que llega a la gran pantalla) o en teatro (cuando el director ve su obra hecha realidad y los actores y actrices comparten la experiencia estética de interpretar un guión durante el mismo espacio y periodo de tiempo).
Son múltiples los ámbitos artísticos en los que puede aparecer la experiencia estética (se me ocurre también en pintura, cuando observamos un cuadro que nos despierta un sentimiento sublime). Y es que, cuando de arte se trata, se nos abre un mundo amplio que no debemos dejar de explorar y explotar.

Respecto a la experiencia estética sólo me queda añadir que se consiste en un sentimiento inconfundible que cada cual experimentará en función de su receptividad, incluso puede que sea uno de esos pequeños detalles por los que vale la pena vivir. Es, sin duda, una forma de amar.

25 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Para los que no sabemos interpretar música en un instrumento y nos tenemos que conformar con "cantar en la ducha" resulta muy difícil llegar a tal éxtasis emocional. Yo intenté tocar el violín de chico pero lo dejé. Ahora intentaré el saxofón, cundo me lo pueda permitir.

MIDAS dijo...

Aunque suelo hablar poco sobre mi en mis blogs, alguna vez he comentado que tengo formación como actor y que sé cantar. Hubo una época en que no tenía pánico a los escenarios y me atrevía con todo. En un par de ocasiones y de manera espontánea me subí a un escenario y conseguí crear "la magia" cantando un blues. La sensación que recuerdo es totalmente indescriptible y adictiva. Mucho mejor que el sexo.

Amelia Díaz dijo...

Maravilloso...
Sin palabras.

Pero con todo mi cariño, un beso.

Scout Finch dijo...

Se me ha puesto la piel de gallina leyendo estas líneas, porque has expresado con palabras exactamente lo que yo siento en muchos conciertos con mi orquesta de cámara. Ya te comenté que toco el violín de forma amatteur, en la orquesta de cámara de la universidad donde estudié y donde hago el doctorado. No somos la filarmónica de Viena ni nada por el estilo, pero hemos llegado a interpretar algunas obras en algunos conciertos que han conseguido emocionarme hasta los límites. He sentido todo aquello que tu expresas, cómo formas parte de un todo, cómo tu voz sobresale unos momentos y en otros deseas que la de otra sección suene como tiene que hacerlo. Cómo te introduces en la pieza, las notas forman parte de ti y con ello se te remueve todo aquello que sientes en tu interior. En muchos conciertos, especialmente cuando las cosas han salido muy bien, tengo que aguantarme las lágrimas al acabar y te aseguro que no es fácil, estás delante de todo el mundo, aunque camuflada en tu sección, y los ojos vidriosos son bastante evidentes. Y no sólo al acabar, recuerdo que tocando piezas como el segundo movimiento de la serenata para cuerdas op. 20 de Elgar (que si no conoces, te invito a conocer porque es una maravilla), me llegué a emocionar enmedio de la pieza de tal manera que casi no veía la partitura. E incluso a veces piezas que en principio musicalmente tampoco son complejas, hemos llegado a hacerlas sonar tan bien (dentro de nuestro nivel, claro) y dándolo todo todos que la sensación que tienes en la piel es indescriptible. Y, para acabar esta parrafada, cuando la gente que ha venido a verte ha disfrutado con ello y notas que lo dicen sinceramente, la emoción es, si cabe, aún mayor. La razón por la que me he extendido tanto es que hace relativamente pocas semanas que sentí por última vez todo esto, y me he emocionado sólo de recordarlo.

Un abrazo muy fuerte!!!!

Noe dijo...

En primer lugar quería decirle a MARCOS CALLAU: ÁNIMO! El saxo es un instrumento apasionante, así que si tienes la oportunidad de probarlo no la desperdicies, seguro que te engancha.

Ahora ya paso a comentar tu entrada Mucipa.
Realmente poco más puedo añadir a lo que tu has expresado. Para mí es casi imposible describirlo con palabras, pero a leer las tuyas me he dado cuenta de que es eso precisamente lo que siento.
Por si eso fuera poco ATTICUS' DAUGHTER remata con una descripción casi perfecta del sentimiento.
Sólo puedo añadir que la gran mayoría de las veces que he sentido esto ha sido como intérprete de la música (ya sea tocando o cantando) te hace sentir lleno, se te pone el pelo de punta y la felicidad y el extásis emocional es tanto que a veces no cabe dentro de nuestro ser y se escapa en forma de lágrimas.
Yo tuve la suerte de contemplar ésta obra en directo y tengo que decir que es de las pocas veces que ese sentimiento me ha invadido como espectador.
Cuando terminó quise aplaudir y devolverles a este conjunto de personas todo lo que me hicieron sentir, pero por mucho y muy fuerte que aplaudí no lo conseguí.
Es una sensación que no se puede definir y que no se puede pagar, sólo se puede sentir y recordar.
Hoy con este vídeo he recordado parte de aquella sensación.

Os merecíais un primer premio, y por mi parte lo teneis!
Un beso y un abrazo.

Crowley dijo...

Mucipa,
la Estética es algo que trae a los filósofos de cabeza desde tiempos pretéritos. Ya sabes que mi conocimiento musical es más bien nulo a nivel interpretativo y de análisis, pero sí que he sentido en muchas ocasiones, ante una pieza musical, cómo me recorría un escalofrío y sentía que estaba ante lo más grandioso del mundo.
Te dejo un enlace de un blog que suelo visitar a menudo que he encontrado interesante. Lo he visto y me he acordado enseguida de ti. Supongo que no te va a aportar nada nuevo, pero me ha resultado curioso:
http://elbecariolucifer.blogspot.com/2010/06/grandes-inventos-de-la-musica.html
Un beso

ANRO dijo...

Siempre he sentido una envidia tremenda hacia las personas que saben tocar un instrumento musical. Yo, que soy un rendido y entusiasta dilettante musical, siento decir que no toco ningún instrumento....cantar, sí, me gusta y creo que no tengo mala voz, pero soy incapaz de leer una partitura....
En cuanto a la Estética coincido con Crowley...es algo tan subjetivo....

Me hubiera gustado estar allí y oir esa pieza en vivo y en directo. Estoy completamente seguro de que fue una gran interpretación.

Es genial saber que una amiga toca el clarinete.
Un abrazote.

MucipA dijo...

Hola, Marcos!
Pues parece que la cosa va de violines y saxofones. Comenzaste con el violín como atticus´daughter y acabarás con el saxo como Noe. Yo te animo a que continúes con la idea de tocar un instrumento cuando tengas tiempo y así un día de estos nos cuentas tu propia experiencia estética.

MucipA dijo...

Midas, qué sorpresa!
Interesante saber que tienes formación como actor y además sabes cantar. Sin duda, tu experiencia es única y muy "mágica". Seguro que fue un éxito, sobre todo si no le tenías miedo al escenario (en estos casos es cuando más se disfruta)...

MucipA dijo...

Muchísimas gracias, Amelia!
Un besazo.

MucipA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MucipA dijo...

Hola, atticus´daughter!
Me alegro de haberte evocado momentos como los que describes y de haberte emocionado. La verdad es que tu descripción sobre hechos reales completa y explica muy bien el concepto que tengo yo de experiencia estética.
Me encanta que comentéis experiencias reales, porque así conozco un poquito de vuestra vida y compartimos nuestras vivencias entre bloggeros y lectores que comentan.
Cuando explicas que también disfrutas mucho con piezas de menor complejidad estoy totalmente de acuerdo contigo, pues yo soy partidaria de que la experiencia estética se puede conseguir a distintos niveles (incluso un niño en el colegio tocando la flauta dulce) y no necesariamente hay que sonar como la Filarmónica de Viena (faltaría más) para alcanzar este tipo de sentimiento.
Voy a buscar la serenata para cuerdas op. 20 de Elgar y ya te diré que me ha parecido cuando la escuche.
Un abrazo enorme!

MucipA dijo...

Muy buenas, Noe!
Sabía que no dudarías en aportarnos tu punto de vista en esta entrada, pues me consta que, como saxofonista que eres, has tenido diversas experiencias estéticas en tu vida (y las que te quedan!), y algunas otras seguramente las habrás tenido en el coro del que ambas formamos parte (o, al menos, eso espero).
A ver si entre las dos logramos que Marcos Callau quede convencido de que el saxofón es un instrumento maravilloso…
Estoy de acuerdo contigo en que atticus´daughter expresa con gran acierto el sentimiento de experiencia estética. A mí también ha logrado emocionarme. Y te voy a decir que tú también me has emocionado (y mucho!) con tu valoración sobre el certamen. Te agradezco que estuvieses allí y es tremendamente importante para mí que expliques que una de las pocas veces que has experimentado la sensación de experiencia estética como oyente fuera aquel día. Recuerdo que al salir me comentaste que hubo un fragmento en el que se te pusieron los pelos de punta y eso me alegró cantidad. Y te aseguro que notaba un aplauso un poco más intenso que seguro que era el tuyo… jejeje
Un millón de gracias por valorar nuestra actuación en aquel certamen.
No tengo palabras para agradecer las tuyas.
Un besazo y un abrazote!

MucipA dijo...

Qué tal, Crowley?
Me gusta que hayas añadido lo de la sensación de grandiosidad y de escalofrío que recorre todo tu cuerpo para expresar el sentimiento de experiencia estética, estoy totalmente de acuerdo con esta aportación que define tan bien dicha experiencia. Y quien dice en música dice en cine (que también hay películas que nos hacen sentir grandiosos).
Ya me he hecho seguidora del blog que comentas y me parece un espacio de gran interés que visitaré con frecuencia.
Gracias por recomendármelo.
Un beso.

MucipA dijo...

Hola, ANRO!
Lo de no saber leer una paritura tampoco es grave ni necesario para poder experimentar la sensación de experiencia estética (Pavarotti también era incapaz de leer partituras).
Y sí, la Estética es algo muy subjetivo, por eso yo he querido expresar mi punto de vista, que seguramente será muy diferente respecto a otros puntos de vista.
Gracias por tus agradables palabras y yo también me apunto que tienes buena voz.
Un abrazote!

Boris dijo...

yo también toco un instrumento pero de una forma mucho más amateur y es que lo hago desde hace poco tiempo y estoy aprendiendo asi que para mi lo máximo es que alguien venga a casa y tocarle alguna cosilla.
pero entiendo perfectamente lo que quieres expresar en el post,me ha gustado mucho leer este post

MucipA dijo...

Hola, Ryoga!
Me alegra que se entienda lo que he querido expresar.
Por cierto, ¿de qué instrumento se trata? (si no es inmiscuirme demasiado...)

Xibeliuss dijo...

Coincido plenamente, MucipA. Son momentos incomparables, por los que vale la pena estar vivo.

MucipA dijo...

Es cierto, Xibeliuss, son esos pequeños grandes detalles que llenan nuestra vida de sentido y nos hacen más felices.
Un abrazo

Pilar dijo...

Cualquier manifestación artística, artística de verdad, nos lleva a un estado de exaltación, la musica, además, tiene un poder evocador tan fuerte que nos transporta a momentos y lugares que alguna vez vivimos.
Precioso videos, muy buenos. Felicidades.

Boris dijo...

yo toco el teclado electrónico,pronto pondre alguna foto en mi blog para enseñarlo

MucipA dijo...

Gracias, Pilar!!
Tienes mucha razón en lo que dices. Ese grado de exaltación aparece no sólo en la música, sino también en cualquier vertiente del arte verdadero que sea capaz de transportarnos hacia un estado total de elevación estética.
Sin embargo, el poder de revivir momentos que anteriormente existieron es exclusivo de la música.
Una reflexión realmente interesante.
Un abrazo.

MucipA dijo...

Ryoga,
yo también tengo un teclado electrónico, pero lo utilizo más para componer, porque no toco demasiado bien... en el conservatorio tuve la asignatura de piano complementario y siempre se aprende algo...
¡Ánimo con el aprendizaje de este instrumento!
¡Y ya veré la foto en tu blog!

Scout Finch dijo...

Por cierto, no te lo he dicho nunca, pero aparte del violín y del piano, que a casi todos nos gusta, otro de mis instrumentos favoritos es sin duda el clarinete, me encatna cómo suena!!! Supongo que conocerás el concierto para clarinete y orquesta de Mozart cuyo segundo movimiento aparece en "Memorias de África", porque es fantástico. Yo toqué ese mismo con la orquesta de la escuela de música a la que iba, hace ya más de 10 años, y tuve una sensación igual a la que describes en el post, de hecho fue uno de los primeros conciertos en los que no pude aguantarme las lágrimas.

MucipA dijo...

Muy buenas, atticus´daughter!!!
Pues sí que conozco todos los movimientos del concierto de Mozart para clarinete y orquesta y el segundo movimiento es maravilloso.
Deduzco que te suelen llegar de forma especial los fragmentos lentos y expresivos que suelen ser, habitualmente, los segundos movimientos de una obra. A mí siempre me ha ocurrido esto: que el sentimiento requerido es mayor en los movimientos de tempo pausado, mientras que la técnica es más necesaria en los fragmentos de tempo rápido. No obstante, tengo muy buenos recuerdos de piezas lentas que me han llegado al alma y cuyos sentimientos son inolvidables (como los que tú comentas).
Un abrazote!!!