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jueves, 12 de agosto de 2010

Relato común

Como no voy a poder postear nada durante más de 15 días y no me apetece dejar el blog inactivo tanto tiempo, se me ha ocurrido proponeros una entrada participativa que consiste en la elaboración de un relato común (entre tod@s aquell@s que os apetezca colaborar) que consistirá en continuar el relato que yo voy a iniciar a continuación y que vosotr@s crearéis a través de vuestros comentarios.
Para intentar que el relato tenga cierta coherencia deberéis leer los comentarios anteriores para tratar de que la continuación de la historia tenga relación con el fragmento del comentario anterior. La dimensión de vuestro fragmento dependerá de vuestra inspiración y no tiene por qué ser extensa si no os apetece (LIBERTAD TOTAL).
Y podéis escribir tantas veces como os apetezca si os sentís dentro de la historia.

Mi inicio del relato aparece en el primer comentario de este post.

Cuando regrese de La India juntaré todos los comentarios y redactaré nuestro relato (por tanto, no os preocupéis por la forma a la hora de escribir vuestros comentarios, yo me ocupo de la maquetación final). Posteriormente, en una nueva entrada publicaré el relato completo a partir del día 1 de Septiembre. Si el relato no tiene un final trataré de inventarlo yo en relación a todo lo aportado por vosotr@s durante el mes de Agosto.

¡ÁNIMO PARA TOD@S Y GRACIAS DE ANTEMANO POR VUESTRA PARTICIPACIÓN!


23 comentarios:

MucipA dijo...

Aquella noche Naima se acostó dándole vueltas a una frase que unos minutos antes había pronunciado por teléfono un buen amigo con el que solía tener largas charlas cuando ambos lo necesitaban. Cerró los ojos y recordó:
- Ten fe en tus principios.
Sonrió, se durmió enseguida y al día siguiente no recordaba lo que había soñado.
Se levantó más temprano que habitualmente, se dirigió descalza hacia la cocina de su pequeño piso de alquiler y supo que ese día, como todos los demás, no tomaría café mientras leía el periódico, ni cocinaría ningún plato especial, pues del café sólo le gustaba su aroma, no tenía costumbre de leer el periódico y, además, odiaba cocinar.
Desayunó leche con cereales, se vistió, bajó los escalones de dos en dos y desató su bicicleta de la farola que había delante de su casa.
Se dirigió hacia...

patricia piruletadecorazon dijo...

se dirigio hacia casa de su amigo, llego, pero no sabia que hacer estaba insegura por que la frase de la noche anterior le habia marcado y tenia que pensar como agraderle a su amigo ese buen consejo que le dio, despues sin haber hablado con el, regreso a su casa, y alli....

Toni dijo...

De vuelta a casa se sentó directamente frente al balcón y se quedó allí, inmóvil, mirando hacia la luz que ya comenzaba a ser intensa. Así estuvo esperando, como habitando una casa deshabitada, sin hacer nada, aguardando algún signo inesperado y nuevo. Le ocurría en ese momento necesitar de esa actitud, ese posicionarse de nuevo por primera vez, como si tratara de poseer a alguien o de que le poseyeran. Jamás se había sentado en ese lugar y esto hizo que todo le pareciera distinto. "Ten fe en tus principios" volvió a recordar. No sentía miedo de perder esa fe, era solo que necesitaba cambiar de aires, hacer alguna locura, perder quizá otros miedos. De pronto, en el silencio de aquella visión, sintió por fin algo claro, como un mordisco en su cabeza, como si alguien hubiera gozado de una firme dentellada en la fruta de su conciencia. Naima sonrió, apretó los puños y salió decidida de su casa. Salió en busca de aquel mordisco, ¿y quien sabe? quizá pudiera ella misma tambien gozar su jugo.

Amelia Díaz dijo...

Sí. Al fin lo veía claro.

Mientras pedaleaba con energía hacia casa de Juan, en su mente se iba abriendo paso una idea cada vez más firme: su pueblo...iría a su pueblo. Sus raices. Sus principios.

Al fín y al cabo era verano y no debía volver al colegio donde impartía clases de Literatura hasta Septiembre. Disponía casi de un mes para disfrutar de su pueblo al que no había regresado en más de diez años y para intentar aclarar su mente y su corazón.

Cuando Juan abrió la puerta, Naima, sonriendo le dijo:

- vente conmigo a El Valle.

MIDAS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MIDAS dijo...

El Valle...

El pueblo de Naima hacía tiempo que había dejado de existir. Sólo quedaba lo que llamaban "El Valle" el nombre de una secta peligrosa condenada en varios países europeos, a la que pertenecía Juan.

Naima vivió tiempos mejores. Había perdido el hijo que estaba esperando y que había decidido tener sola.
Su trabajo ya no le motivaba. Sus alumnos resultaban demasiado predecibles y hacía mucho tiempo que habían dejado de ser un reto.
Se había estado sintiendo muy vacía hasta esa llamada de Juan. Albergaba demasiadas esperanzas en él.
Hubo un tiempo en el que estuvieron enamorados. Un amor intermitente en el tiempo y sin resolver. Pero todo iba a ser diferente.

-"Ten fe en tus principios" fue el final de una conversación que no olvidaría. Su ingreso en la secta sería inminente.

matrioska_verde dijo...

Pero Juan ya no era el mismo. Juan tenía dudas. Juan se hacía preguntas. Naima era el rayo caído del cielo, la claridad de la luna llena en una noche de lobos.
Nada estaba decidido. Es más, todo estaba por hacer.
Confabularon, quedaron, y se fueron. Se merecían otra cosa. Saldrían con uñas y dientes. Libres.

Crowley dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Crowley dijo...

Libres.
De algún extraño modo, Naima pensaba que en el interior de aquellas paredes, de aquel recinto sagrado de sanación espiritual, podrían alcanzar la ansiada libertad. Eso pensaba.
Según cuentan, la "Abadía de Rememberless" la fundó el viejo Alesteir dos siglos atrás, tras la plaga de Rememberless que asoló el planeta. Los Rememberless eran una especie de invertebrados no mayores que un guisante, parecidos a un ácaro, que se alimentaban de recuerdos humanos y que la Iglesia regalaba al entregar, tras la confesión semanal obligatoria, el vale que atestigüaba que habías escuchado 50 sermones.
En un primer momento se había pensado emplearlos para que se alimentaran de los recuerdos de pecados de los feligreses, solo que la cosa se les fue de la mano y comenzaron a chupar de la mente de manera indiscriminada y dejaron a mucha gente sin recuerdo alguno.
Esos "enfermos" se refugiaron en este Templo.

Cuando llegaron a la puerta, Naima se paró y miró al hombre que custodiaba la puerta.
Después supo que se llamaba Barnum. Barnum era mentalmente complicado, contradictorio y ciclotímico. Desprendía un aire de tristeza que inducía a pensar que sufría en secreto; era una histérica autocompasión con piernas. Una auténtica vivencia amarga. Su rostro, escullido por profundas arrugas, acentuaba sus salientes pómulos descarnados. Su mano derecha estaba cubierta por un guante negro de terciopelo que no se quitó nunca en los dos años que Naima estuvo allí; el motivo de por qué lo llevaba no lo supo nunca y jamás se atrevió a preguntarlo. Gustaba de fumar finos cigarrillos de tabaco que él mismo cultivaba en el huerto que había detrás de la biblioteca y que guardaba con solemnidad en una pitillera dorada que tenía grabadas inscripciones cabalísticas desconocidas para alguien como Naima. Solía encenderlos muy despacio, mucho, como si poseyese la capacidad de ralentizar su velocidad natural y de cuanto le rodeaba. Los fumaba en soledad, como casi todo lo que hacía, aspirándolos profunda y pronlogadamente para, una vez almacenado el humo en sus pulmones durante interminables segundos, soltar el aire violentamente para formar, con el humo alquitranado, extrañas figuras cabalgadas por corpúsculos luminiscentes...

Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando una voz le despertó de su estado.
-"Veo la melancolía en tus ojos"- le dijo un hombre de unos 223 kilos ataviado con un bañador y con una tabla de surf bajo su brazo.

MIDAS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MIDAS dijo...

-Tu ahora nos perteneces.

Y aquel gordo dejó que su bañador rodase hasta las rodillas mientras un coro de hombres y mujeres comenzaron también a despojarse de sus ropas.

Juan desvistió a Naima que se disponía a sentir placer carnal con todos y cada uno de los miembros de la secta. Mientras él la observaría. Una idea que resultaba de lo mas excitante para ella. Uno de sus tantos juegos sexuales, en realidad.
En la universidad, Naima había tenido experiencias lésbicas,había participado en tríos e incluso fue una buena aprendiz del arte del Bondage. Matías, un viejo profesor que casi le triplicaba su edad la convirtió en su esclava sexual, por lo que Naima entendía bastante de sumisión. Y aquello sólo era otra prueba mas por la que tenía que pasar para alcanzar el estatus de Ama.

Juan estaba muy excitado al ver como uno de los hombres mas dotados del lugar la penetraba salvajemente por detrás sin que Naima suspirase o jadease, aguantando estoicamente cada una de las embestidas con la mirada perdida.

Crowley dijo...

Juan descubrió, semanas después, que todo aquel maremagnum de cuerpos deseantes que había visto tan claramente no había ocurrido nunca. Al menos en la realidad. Se dió cuenta de ello a los 21 días de estar allí, cuando, en el comedor común, en la cola de gente que esperaba la comida, tuvo la visión de todos los allí presentes abrazando la carnalidad más absoluta. Le explicaron, Denisse la cocinera bizca y cejijunta especialista en croquetas de jamón, que todo aquello no era sino obra de Barnum; por lo visto, el viejo portero del complejo, había sido director porno en su ya lejana juventud y, debido al empleo excesivo de alucinógenos indígenas amozónicos, desarrolló la capacidad telekinética de transmitir sus impíos pensamientos a quien deseara. Le parecía divertido ver los embobados rostros de sus involuntarios conejillos de indias.
Ante lo ocurrido, se le olvidó coger la comida y salió al exterior a respirar aire fresco.
No llevaba ni dos minutos sentado, cuando un ensordecedor estruendo hizo que su corazón cabalgara velozmente.
Alzó la vista y abrió la boca hasta casi desencajarla.
Del cielo caían estrellas hasta el suelo que se veía allá en el horizonte.

odenra dijo...

Asombrado completamente, sin poder reaccionar todavía, Juan pensó de pronto que quizá seguía bajo los efectos de la telekinesis del viejo portero Barnum. Pero una de aquellas incandescentes maravillas que se desprendían de la bóveda celeste fue a caer no muy lejos de sus asombrados ojos, y fue tal el impacto que todo se estremeció y el aire de la noche se agitó como bajo un huracán inesperado. Juan sintió de pronto la necesidad de adentrarse en la intensa luz que provocó aquel astro y se dirigió hacia allí sin pensar, como atrido por un imán.
Al llegar junto al crater, de entre las intensas llamas surgió una figura. Cual no sería su sorpresa cuando descubrió en aquella silueta el cuerpo y el rostro de Naima. Naima ascendía desde el crater y se aproximaba a su desconcertado amigo.

-¡Naima!... ¿qué...? ¿qué haces aquí?...

Pero Naima no le respondió. Se acercó aún más y se le quedó mirando fíjamente. Iba totalmente desnuda pero su piel era blanca y brillante como el esmalte. Entonces ella se puso a acariciarle el cabello mientras le sonreía, y en ese momento sucedió algo sorprendente.

Noe dijo...

Cuando él fijó su mirada en esos ojos negros, tan oscuros como la noche, le invadieron todos los recuerdos de tiempos pasados.
Comprendió que todavía sentía algo por ella, que todo lo que él creía olvidado, todos esos sentimientos que se había esforzado por enterrar con sólo una mirada habían resurgido.
Ella le acarició y Juan notó como se erizaba todo su vello, sintió una sensación ya conocida. Una cosquilleo que solo una persona había conseguido despertar en él, Naima. Deseaba besarla, pero ¿sería eso un error? A ella no parecía importarle, parecía totalmente decidida a lanzarse y dejar que la magia de esa noche decidiera por ellos.
Hacía años que la conocía, y esa no era su forma de actuar. Tal vez el tiempo que habían pasado en "El Valle" la había cambiado, pero ¿porqué èl no se había dado cuenta hasta ahora?
En su mente se arremolinaban miles de preguntas. Se sentía como ausente, no sabía como actuar ante aquella situación.
Su mente intentaba racionalizar, no dejarse llevar por el deseo, pero ver de nuevo el cuerpo desnudo de Naima le excitaba y le paralizaba al mismo tiempo.
En su mente sólo retronaba un eco.
Naima, Naima, Naima...
Tan segura de sí misma con esa mirada penetrante, tan hipnotizadora bajo aquella luz artificial que rodeaba su cuerpo.
Parecía todo tan irreal...

Unknown dijo...

Pero no lo era.....
Eran estrellas que caían del cielo y al contacto con el suelo se convertían en deseos.
Deseos hechos realidad. Pero para Juan le era suficiente con aquel regalo tantas veces deseado.
Naima.....su Naima.
En aquel momento se dió cuenta que algo en su mente había sido borrado, por eso llegaron a "El Valle", como enfermos sin recuerdos. En aquel momento decidió que quería recuperar todo lo perdido, lo que le arrebataron de su mente.
Era la única forma posible de entender que pasó realmente entre él y Naima. Le esperaba un largo y peligroso camino....

pepa mas gisbert dijo...

Teniendo en cuenta que mi portátl sigue en proceso de vuelta a la vida, pasaré a leer el resultado final.

Gabrielle dijo...

Que buena idea!!

Yo participo con....

"Todos dicen que debiera sentir algo con tu adiós, pero al contrario, pienso que ya no doy más... entregué mi todo, hoy recibo la nada... mi corazón en lo más profundo... se ha muerto..."

Un beso. Estaba de melancólica y me salío de un dedo.... Suerte!!!

Buen viaje!

Regresa enteramente feliz!

Gabrielle.

ANRO dijo...

Naima se despertó sobresaltada. Junto a ella Juan seguía durmiendo plácidamente. Se sentía molesta. Recordaba vagamente que había soñado cosas extrañas...un personaje llamado Barnum, sectas satánicas.....la culpa de todo la tenía Juan que se había reído de su tortilla mental acerca de la fe en sus principios y la invitó una pirula con unos tragos de guisqui.
Se enfadó con ella misma y con Juan. Le soltó un sopapo y éste se despertó gruñendo.
- Se puede saber qué mosca te ha picado, Naima?
- Mira que tienes cara, tío. Eres el mismo de siempre. No te implicas en nada y utilizas a los amigos como si fuesen un pañuelo con el que secarse. Eres lamentable.
- Pero bueno, no querías tú tambien?- Perdona chica si te he ofendido, pero me parece que te estás volviendo un poquito histérica.
Juan le dió un pellizco y se levantó de un salto. Era alto y delgado. Sus movimientos eran como los de un gato. En el fondo Naima tenía debilidad por Juan e intuía que en él encontraría la respuesta a esa desazón sobre sus principios.
- Te invito a correr en bici para despejarnos ¿te mola?- le dijo Juan con una sonrisa irresistible.
- Supongo que tendremos que vestirnos ¿no te parece?
- Tampoco es mala idea que corramos desnudos.
Una ola de deseo la rodeó, pero no dejó que la dominara. En el fondo sabía que era una hedonista sin escrúpulos, de ahí su desazón.
Ambos salieron al hermoso día y un suceso inesperado vino a ponerla en línea con lo que venía rondando su mente.....

abril en paris dijo...

¿ Y si todo era un sueño ? Pero no, el deseo, la necesidad de oirle... de entenderle era tan real ..una cuestión fisica y espiritual. Una de esas obsesiones que te persiguen..

MIDAS dijo...

Habían pasado dos días y todo había quedado olvidado. Naima no se había separado de Juan en todo ese tiempo a pesar del incidente con las drogas alucinógenas.

Como cada mañana, ella se disponía a seguir el ritual de siempre para con su higiene personal. Aunque se saltaría la rutina. Esa mañana iba a recrearse mirándose al espejo. Hacía tiempo que no se sentía tan bella y mientras canturreaba, iba despojándose de su ropa para verse en todo su esplendor.

Un grito estremecedor despertó a Juan y fue corriendo al cuarto de baño a auxiliar a Naima. La mujer estaba en pie llorando. Juan no supo lo que le ocurría hasta que ella no señaló su abdomen. Algo parecido a un par de branquias completamente simétricas, de mas de quince centímetros, habían aparecido a ambos lados de su ombligo.

Juan comenzó a gritar, mientras Naima arrancaba su ropa para comprobar que él estaba bien. Pero los aullidos de los dos se entremezclaron porque él también tenía exactamente lo mismo.

Unknown dijo...

¿Mutaciones?
Fué lo primero que se les vino a la mente. Primero alucinógenos,luego la lluvia de deseos y ahora estaban sufriendo algún tipo de mutación.
¿Que estaba pasando?
La primera reacción de Juan fué correr a casa del viejo jardinero. Simon era uno de los cinco primeros enfermos en llegar a " El valle", nadie conocía su verdadera edad pero todos lo conocían de siempre. Se trataba de un hombre tranquilo, alto,y con la suficiente piel para recubrir sus viejos huesos. Al igual que todos los residentes del lugar, Juan encontraba siempre respuestas a sus dudas y problemas.....hasta ese día.
A medida que se acercaba a la cabaña del viejo, escuchó varias voces que provenían de su interior. Voces que discutían acaloradamente.... algo inusual en el carácter del jardinero. Esto le hizo retroceder unos pasos y esconderse tras el alféizar de una de las ventanas.
Con la atención puesta en la conversación , pudo distinguir la voz de Padre, así és como llamaban a su lider.
-¿Es que no lo entiendes, maldito viejo?
- No puedo decirte algo que no sé! Contestó Simón.
- Pues tienes que enterarte! La lluvia de deseos solo se produce cuando alguien quiere recordar, y como bien sabes...... aquí eso está prohibido.

Míriam dijo...

Ahora Juan ya lo entendía todo: habían sido castigados por intentar evocar sus recuerdos pasados más queridos.
Shock. Gritó sin que de su garganta saliera sonido algun, corrió hacia el bosque aunque su cabeza seguía bajo el alféizar, tapó sus oídos, cerró sus ojos, no podía ser cierto.
Cuando sus piernas ya no quisieron responderle, Juan se vió en medio de la nada. Sólo había árboles, pájaros, piedras, barro. De repente las mutaciones desalojaron su cabeza para dejar sitio a otra preocupación: cómo llegar a casa para sentarse junto a Naima, su Naima. Tenían que salir de ese lugar. Fuese como fuese, costase lo que costase. Ellos dos tenían el derecho a recordar y allí no podrían conseguirlo nunca.

MucipA dijo...

Juan, de repente, vio cercano el momento de sentarse en casa junto a Naima, su Naima.
Por fin pudo ver cómo ella abría los ojos después de 18 horas de larga espera en la habitación de aquel hospital donde Naima había dado a luz a una preciosa criatura, poco tiempo después de salir con su bicicleta de casa y sin tener tiempo de llegar a casa de Juan. Las fuertes contracciones le hicieron perder el control de la bicicleta y un golpe en la cabeza hizo que perdiera el conocimiento.
Ahora Naima se encontraba junto a su amigo Juan sin recordar cómo había llegado hasta esa cama de hospital. Ella miró a Juan con cara de confusión y éste le sonrió. Sus miradas se cruzaron un instante y ambos fueron interrumpidos por el sollozo de un bebé que una enfermera sostenía en sus brazos.
El sueño de Naima - no compartido por su familia, pues no comprendían cómo podía quedarse embarazada de alguien a quienes ellos prácticamente consideraban como el hermano de Naima - de tener aquel bebé fruto de algo más que una prolongada amistad con su amigo Juan, por fin se había hecho realidad.
La fe en sus principios hizo a Naima fuerte para seguir adelante con el embarazo que tuvo como desenlace aquel momento mágico que, en ese preciso instante, la convertía en la persona más feliz.
- ¿Cómo se va a llamar? - le preguntó Naima a Juan con cara de alegría.
Juan miró al bebé, lo cogió en sus brazos y respondió:
- Le podríamos poner Simón.


FIN